
Ya mis armas han caído Mi pecho sudoroso resopla La angustia del pronto deceso Has de aligerar tu carga Pues no hay bastimento Ni paciencia Para soportar la rémora De los vencidos
Empuña la lanza
Que tus acerados músculos Rasguen el aire Y el zumbido veloz De la fraguada pica Sea la fanfarria postrera De mis carnes laceradas Por el llamado de la muerte
No mires tras de mí Bástete este ser que se ofrenda Y no busques tras mi sombra Pues tan sólo hallarás A quienes me enviaron a tu encuentro Y de mí retienen acaso El fulgor de un recuerdo Turbio en el destierro de su memoria Aún más lejano que la esperanza perdida
Aquellas figuras Que vez
Como lóbrega extensión Tras de mi sombra Me han lanzado a tu presencia Sin más escudo que mis ojos Y mi boca Las armas más tenaces Y también las más temerarias Pero ni así la victoria Vino a tropezar Con mi trasegar perdido
Reúne entonces el vigor de tu cuerpo Y arroja la pértiga Como si desearas romper De un solo tajo la densidad de la noche Pues mi vida Ahora no vale más Que el susurro de mi último aliento No te lo impida pudor alguno Que ya no hay sustento esencial Para mi canto
Si fui guerrero Me he extraviado Y aunque mis pasos Buscaron muchas sendas El destino de la derrota Impávido me condujo a esta arena Si mi nombre fue legión Ahora no queda más que la soledad infinita Al abrigo de mi agonía
No mires más Tras de esta lúgubre sombra Ya la noche me cobija Y se hace tarde para tu regreso