Amiga
Mujer amiga,
eres trillo zigzagueante
entre hierbas estremecidas de rocío,
brisa que retoza juguetona
sobre la piel del viejo río.
Mujer hermana,
silabario no escrito,
re-juego de palabras reinventadas
en un instante
de dolorosa tensión,
amor de cuna,
pasión adulta,
ruego quedo,
quejido roto,
deslizándose a tientas
y en soledad trémula,
por el silencio tímido
de una habitación.
Cadencia de un poema,
cantando a la salud y la sabiduría,
canción de arpegios púrpura
en rítmico nacimiento,
desde las profundidades del cristal ambarino de un diapasón. Noche, alba, día en sincrónica trilogía. Eres enojo liviano, llanto y congojas compartidos. Lluvia mustia, granizo rojo, te de bayahonda y cadillo. Emplasto de guazábara, caricia de áloe, jabón de cuaba, infusión de tilo, friega y sahumerio en reposo bendecido. Respiración sosegada, recostada en la madrugada, convocatoria silente de exorcismo cotidiano. Mujeramigahermana, te admiro en tu quehacer, todo fluye, todo queda, no estas sola. Nos une un brindis vigoroso, en copas de cristal, rebosantes de miel, templadas en la fragua de la esperanza y al amparo de solidaridades anaranjadas de un atardecer.