
Ya no responden al llamado del espejo
El lunes apenas se sostiene de un clavo enmohecido como un traje que envejece en solemne soltería. No hay quién reclame ese burdo maniquí intolerable aún en la ventana. que ya no responden al llamado del espejo.
A esta hora incipiente uno olvida en el jardín la confianza peregrina de que dios aún soporta la bóveda celeste con su deplorable bondad que más huele a sacrificio.