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Winston Morales Chavarro (Colombia)


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Winston Morales Chavarro Neiva-Huila (Colombia), 1969. Comunicador Social y Periodista. Magíster en Estudios de la Cultura, mención Literatura Hispanoamericana, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito. Ha recibido numerosos premios literarios entre los que se destaca el Concurso Nacional de Poesía Universidad de Antioquia (2001). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués e italiano. Ha publicado los libros de poemas Aniquirona- Trilce Editores 1998; La Lluvia y el ángel (Coautoría)-Trilce Editores 1999; De Regreso a Schuaima, Ediciones Dauro, Granada-España 2001; Memorias de Alexander de Brucco, Editorial Universidad de Antioquia-2002; Summa poética, Altazor Editores, 2005; Camino a Rogitama, Trilce Editores, 2010; La Ciudad de las Piedras que cantan, Caza de libro editores, 2011, y Temps era Temps, Gente Nueva Editores, 2013; La douce Aniquirone et D`autres poemes somme poètique (Traducción al francés de Marcel Kemadjou Njanke), Gente Nueva Editores, 2014; la novela Dios puso una sonrisa sobre su rostro, y el libro de ensayo Poéticas del Ocultismo en las escrituras de José Antonio Ramos Sucre, Carlos Obregón, César Dávila Andrade y Jaime Sáenz. En la actualidad se desempeña como profesor de tiempo completo en la Universidad de Cartagena, Bolívar, Colombia.

XXVIII LA CANCIÓN DE LUCIFER Mi ídolo de bronce es el abismo el fuego, las cavernas.

La vida del maldito -desterrado de la luz y las alturas- se pendula entre el mal, el bien, lo dionisiaco.

No maldigo de las sombras no aspiro a las venganzas, continúo con mi vestidura satánica instruyéndome en el bien y solazándome en el mal.

Los más doctos dicen que fui expulsado del espejo, que mi imagen vagabundea por los laberintos y paradigmas de la muerte. pocos saben que conservo mi posición de ángel que aparezco majestuoso cuando miro mi belleza ante las nubes que mi sabiduría multiplica la ignominia de los justos y la nobleza de los desterrados contagia de belleza a los malditos.

Voy del ascenso al descenso como el viento que hila los caminos: no creo en la maldad, en el bien, en el pasado, en el futuro pues los cuatro están confinados en las sombras y las sombras en el hades de un espejo orbicular. No maldigo a las alturas no me duele la caída hay un punto en que todo deja de ser contradictorio y nada en este punto se excluye sino que interacciona.

¿Quién ha dicho que el abismo no es la altura? qué la maldad,- producto de la belleza-,

no es el bien? que las sombras no son la luz? que el caído no es el levantado?

Pocos saben que sobrevuelo el infinito, el paraíso, la manzana, que mi vestidura de Vampiro me da el elixir de la noche, que sustraigo del día los frutos del iluminado y que espero sabiamente el último camino para empezar mis andananzas por la otredad,  por la vaguedad, por lo inmensurable, por lo indefinible.


TAPFNY – The Americas Poetry Festival of New York

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